El fenómeno de la comunicación y de la transmisión de datos tambien ha llegado a los
Servicios de Referencia que tradicionalmente han ofrecido las bibliotecas, tranformándose en Servicios de Referencia Electrónica, donde la principal diferencia la establece el componente electrónico asignado, sea este un servicio basado en
chat, e-mail, videoconferencia, entre otros. Desde los comienzos de Internet, se comenzaron a generar servicios de pregunta-respuesta basados en el uso de
formularios de consulta cuyos bibliotecarios entregaban una respuesta en 24, 48 ó 72 horas, de este modo la comunicación fluía de forma asincrónica. Con el pasar de los años y la adaptación de nuevas alternativas de comunicación, se incorporaron los servicios de referencia de modo sincrónico o en
tiempo real, ya sean a través de
Chat o videoconferencias, en ambos casos sus raíces se manifiestan en las
Universidades o Centros de Educación Superior.
Ahora bien, para poder conceptualizar los Servicios de Referencia Electrónica, requiere plantear el concepto de
"servicio" como un sistema destinado a satisfacer necesidades del público o entidad en particular, que incluye un conjunto de actividades interrelacionadas que ofrece un suministrador con el fin de que un usuario obtenga un beneficio. Del mismo modo, podemos definir
referencia electrónica como aquella mediación producida entre un usuario que requiere obtener respuesta y la información que conduzca a la solución de su necesidad, donde el carácter electrónico esta determinado por la variable remota del usuario y por la información disponible en un soporte electrónico. Es así como el
Servicio de Referencia Electrónica lo podemos concebir como un sistema diseñado para facilitar el acceso y uso de la información, este sistema debe estar conformado por los siguientes componentes para la entrega del servicio óptimo. Estos son:
Humano, Informacional y Tecnológico. El componente Humano lo representan en un lado los usuarios y en otro el personal Bibliotecario, ambos conforman la base para la realización y producción del servicio. El componente informacional, lo conforman los recursos dispuestos para la entrega del servicio, formando un
estante virtual en el cuál el bibliotecario se apoya para la resolución de los requerimientos de los usuarios y para completar la triada de los servicios de referencia electrónica se propone el componente tecnológico, correspondiente al medio utilizado y de común acuerdo entre usuario-bibliotecario para establecer comunicación, sea
sincrónica o asincrónica.
En la materialización del servicio se necesitan analizar factores como la elección del software, la especilización de los Bibliotecarios, los horarios, entre otros temas. El impacto de la referencia electrónica (a modo de ejemplo el sitio web de la
Biblioteca pública de Nueva York recibe más de 750 millones de consultas al año, provenientes de 200 países o ubicaciones geográficas diferentes) está generando situaciones nuevas para las unidades de información, tanto desde el punto de vista operativo como desde la perspectiva cuantitativa y cualitativa del mismo.
Próximo post: software libre en el servicio de referencia
La
literatura en su expresión más pura es en mi opinión aquella que a través de la
simplicidad logra penetrar la mente, elaborando un
imaginario potente, sabroso, ejerciendo una especie de
"teletransportación" del lector que finalmente se traduce en un verdader placer. Lo interesante es que es que esto último es posible alcanzarlo en espacios muy reducidos con una alta calidad, con lo cual es inevitable remontarse a las tradiciones orales.
Esto es lo que me pareció encontrar en el hermoso y breve cuento de la escritora Chilena
Pía Barros.
Pía Barros
Cuento tal vez oído en un bar a las tres de la mañana.
Me dijo que el Emperador, conmovido por su prosa, le regaló diez años más de vida, al cabo de los cuales le concedería una noche para la lectura de lo que hubiese escrito y luego lo decapitaría.
El escritor miró a las estrellas y comprendió que su tiempo era un pestañeo en el universo. Tomó entonces a su hija pequeña y comenzó la tarea.
Al cumplirse el plazo, el Emperador se presentó ante su puerta.
El escritor trajo a la muchacha y le dijo:
-Cuando termines la lectura, la devuelves a su madre y me decapitas.-
Luego, el escritor retiró el manto de seda que cubría el cuerpo de su hija.
El Emperador contempló los hombros, el cuello, las axilas, el pubis y vio que el cuerpo entero de la muchacha estaba escrito en una apretada caligrafía.
Creo haber oído que aquella noche el Emperador amó a la muchacha.
Dicen que la leyó una y otra vez, pero lo asombroso es que a cada giro del amor, los cuentos se entremezclaban y nunca podía leerse la misma historia.
El escritor murió anciano. El Emperador también de viejo y feliz.
Dicen que la muchacha no murió jamás.
A veces va a los bares, y antes de desnudarse, cuenta historias como ésta.
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Gracias a
Roberto, quien tiene la suerte de asistir a su taller literario, que lo publicó en su
Blog